Llega el verano: Tiempo con la familia, amigos, de viajar o quedarnos en casa, pero que independiente del plan que tengamos, supone tiempo de desconexión y relajación. Hay quienes cogen los días que les corresponde de vacaciones seguidos y hacen un viaje largo y hay quienes deciden dosificar estos días para hacer más planes o simplemente para sentir que tienen respiros y momentos de desconexión cada poco tiempo.
Lo que está fuera de duda es que las vacaciones son buenas para la salud y que la falta de estas es perjudicial para nuestro bienestar, físico, emocional y mental. Incluso, estudios apuntan que la falta de vacaciones nos hace más vulnerables a enfermedades cardiovasculares y aumenta el riesgo de muerte prematura.
Según un estudio realizado en la Universidad de Tampere (Finlandia) y liderado por la investigadora Jessica de Bloom, se ha concluido que a partir del segundo día de descanso, la salud mejora y aumentan los niveles de energía. Adicionalmente, también se ha descubierto que el pico de bienestar máximo se alcanza al octavo día de vacaciones. A partir del noveno día, que sumemos más tiempo, realmente tiene efectos muy bajos.
De esta forma, lo ideal serían unas vacaciones de ocho días, y si es posible, dividir los días de vacaciones en diferentes periodos de ocho días.
Así que ya sabes, si puedes, administra tus vacaciones en diferentes periodos de ocho días, deja el mejor plan para el final de tus vacaciones, busca actividades que te mantengan activo y en movimiento, y cuando vuelvas, recuerda revisar con frecuencia tus fotos y dejar tiempo y espacio para recordar tus vacaciones. La nostalgia y añoranza no solo contribuyen al temido bajón post vacacional, sino que también puede ayudarte a volver a la realidad de una forma más llevadera.